UN EXPERIMENTO PRUEBA POR QUé NOS ATRAEN CIERTAS PERSONAS

Las aplicaciones de búsquedas de citas lo tienen claro. Primero ofrecen una serie de intereses al usuario y después tratan de localizar a candidatos y candidatas disponibles con puntos en común. ¿Tiene sentido? Según unos experimentos de la Universidad de Boston (Estados Unidos), es una manera muy sensata de encontrar pareja.

El punto de partida de la investigación es el llamado "efecto similitud-atracción", que defiende que a más puntos de interés con otra persona hay más posibilidades de que surjan lazos afectivos. Es decir, que las relaciones nacen a partir de observar en el otro lado un perfil que es parecido al propio.

Para comprobar si la hipótesis era cierta, los autores del estudio desarrollaron dos experimentos. En el primero presentaron a los participantes un perfil falso de una persona con sus posicionamiento sobre cinco temas controvertidos (aborto, pena de muerte, posesión de armas, experimentos con animales y eutanasia). Después se efectuó una encuesta en que se comprobó que las personas con actitudes similares tendían a manifestar una mayor afinidad.

En el segundo estudio los temas fueron más ligeros y menos polémicos. De hecho, se basaron en una prueba objetiva en que los participantes debían calcular un número de puntos en un problema matemático. Después, se les decía la puntuación que había logrado un perfil ficticio. Cuanto más cercano era el resultado, más cerca manifestaban sentirse.

¿Por qué nos atraen las personas similares?

A partir de estos experimentos el grupo de la Universidad de Boston reforzó su hipótesis de que la atracción parte de unos puntos principales en común. El líder de la investigación publicada en Journal of Personality and Social Psychology, Charles Chu, sostiene que así se demuestra que los seres humanos asumen que los gustos, intereses y oposiciones propios deben ser iguales para todos los demás. De este modo, en el caso de que coincidan en alguien en algún punto de interés también asumirán que comparten su visión del mundo en un sentido más amplio.

Además, esta atracción está relacionada con el grado de arraigo en los principios y pensamientos. "Descubrí que tanto con similitudes bastante significativas como con similitudes arbitrarias y mínimas, las personas con creencias más arraigadas tienen más probabilidades de sentirse atraídas por estos otros similares en comparación con otros diferentes", resumió Charles Chu. Es decir, que cuando alguien está muy convencido de lo que piensa le basta un pequeño apunte en común de otra persona para sentir la afinidad.

Un ejemplo de esta tendencia podría ser la atracción que sienten unas personas por otras a partir de un aparente detalle poco significativo. El gusto por una camiseta, por una pintura o por una banda de música podría ser el punto de partida de la atracción cuando está incrustado de manera profunda en la propia personalidad.

Los problemas del efecto similitud-atracción

Según el autor del estudio, esto supone un problema para las relaciones de las personas. En primer lugar, porque excluye profundizar en el conocimiento de otros a partir de un detalles. "Es una estrategia para entender a otra gente que no es muy efectiva", asegura Chu. Por el otro lado, se asume que el propio comportamiento es siempre el adecuado y no hay nada que corregir, aprender o mejorar. En tercer lugar, impide la empatía. "Este tipo de pensamiento es una estrategia psicológica que permite que conocer más de nosotros que de gente nueva y extraños", aclara el experto.

Ante esta situación, el grupo de Boston prefiere plantear una visión más amplia y comprensiva. "Cuando escuchas una simple opinión o hecho con el que estás de acuerdo o en desacuerdo, deberías tomar aire y simplemente bajar la velocidad. Si se usa este tipo de pensamiento hasta el final con una simple información se puede extrapolar que una persona es fundamentalmente buena como yo o fundamentalmente mala como yo", avisó Charles Chu en la presentación de los resultados.

Finalmente, los autores del estudio prefieren que su experimento sirva para reflexionar y tomar otra actitud. Es mejor no dejarse caer en el efecto similitud-atracción por el bien propio. "Si vamos contantemente buscando averiguar 'quién es como yo o quién no es como yo' no es la manera más productiva de crear una impresión en otras personas. La gente es mucho más compleja que si me dan la razón o no", sentenció Chu.

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